Como pájaros inquietos
manos blancas de mujer.
Manos que guían tu vida
ayudándote a nacer.
Acarician a los hombres
desde su tierna niñez,
amantes y cariñosas,
sublimes en la vejez.
Manos trabajadoras,
fuertes en el sufrimiento.
Manos longevas y añosas,
sufridas en mucho tiempo.
Acarician cuando penas,
dando aliento a tu dolor.
Esas manos de mujer
que te han dado tanto amor.
Suaves como la seda
o curtidas por el viento,
unidas estarán a ti,
como la vid al sarmiento.
Mariposas saltarinas,
manos blancas de algodón,
que cerrarán las heridas
abiertas por el amor.
miércoles, 23 de marzo de 2011
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